Budismo
Creo que fue durante la pandemia (la de 2019/20, por si hay más en el futuro) cuando empecé a tener ansiedad. Corrijo, cuando empecé a darme cuenta de que lo que tenía era ansiedad. La verdad es que guardo buen recuerdo de la pandemia (privilegio de vivir en una ciudad decente y tener cierta estabilidad), pero en algunos momentos perdí el control de mi vida totalmente.
En esa temporada, descubrí el budismo, y empecé a meditar casi a diario. Suelo meditar muy poco tiempo, unos 10 minutos, que arrancan siempre con una serie de “oraciones”, de frases que intento llevar cerca del corazón. Excepto la primera parte, que es cosecha mía, son una mezcla de cosas aprendidas de Alan Peto y Noah Rasheta.
Mi compromiso
Me encanta mi cuerpo, y me comprometo a cuidarlo y disfrutarlo,
Me encanta mi mente, y me comprometo a cuidarla y disfrutarla,
Me encanta mi tiempo (en este mundo), y me comprometo a cuidarlo y disfrutarlo,
Me encanta mi comunidad, y me comprometo a cuidarla y disfrutarla,
Me encanta mi mundo, y me comprometo a cuidarlo y disfrutarlo.
Refugio en las tres joyas
Me refugio en el Buda,
Me refugio en el Dharma,
Me refugio en la Sangha.
Cinco preceptos
Evitaré matar,
Evitaré robar,
Evitaré las conductas sexuales inapropiadas,
Evitaré las falsas palabras,
Evitaré tomar drogas.
Cinco recordatorios
En mi naturaleza está envejecer: no hay forma de evitar la vejez.
En mi naturaleza está enfermar: no hay forma de evitar la enfermedad.
En mi naturaleza está morir: no hay forma de evitar la muerte.
Todo aquello que amo, todos aquellos a los que amo, tenemos en nuestra naturaleza el cambiar, y es inevitable que nos separemos.
Mis únicas verdaderas posesiones son mis acciones, y soy responsable de sus consecuencias.